Autismo de fuego
Cómo estoy sobreviviendo un diagnóstico neurodivergente a base de podcasts y tiktok
La semana pasada me diagnosticaron autismo. TEA para los amigos. No puedo decir que no lo esperaba, porque desde que empecé la búsqueda de un diagnóstico hasta ahora me eduqué lo suficiente como para darme cuenta de que tildo un montón de las cajas.
A pesar de eso, contar con una confirmación oficial sí fue una sorpresa. Tengo casi cuarenta años y fui a las entrevistas de diagnóstico por sugerencia de mi psiquiatra, quien me recomendó explorar un diagnóstico presunto de Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad. TDAH para los amigos.
Para sorpresa de nadie ambas neurodivergencias dieron positivo.
Todavía estoy masticando lo que este diagnóstico significa para mí. En el medio estoy lidiando con reacciones fuertes de otra gente, culpa, un poco de gaslighting de gente que quiero e insiste en que ahora “todos somos un poco autistas”, mucho “no sos una etiqueta” y un montón de bobadas que la gente siente la necesidad de decir cuando no tiene bien claro lo que le provoca una noticia.
Lejos de sentirme encerrada en una etiqueta, yo me siento liberada. Llevo años de mi vida sintiéndome mal por no poder hacer ciertas cosas y gracias a todo este recorrido me estoy enterando de que todas esas cosas tienen nombre y que para mi cerebro son más difíciles de hacer y de tramitar. Ni vaga, ni egoísta, ni tonta, ni antipática. Not broken, just different.
El rol de las redes en mi diagnóstico
Hace ya varios años que vemos surgir historias de gente que se descubre neurodivergente gracias a TikTok. Yo misma me he burlado de esas personas varias veces. ¿Cómo te vas a diagnosticar con TikTok? Por favor. Ahora realmente me arrepiento de mis comentarios, pero supongo que vivir toda una vida con neurodivergencias sin diagnosticar me ha vuelto una persona sumamente capacitista.
En los últimos meses empecé a consumir una cantidad importante de contenido sobre neurodivergencias en diferentes formatos. Libros, videos, podcasts y también mucho TikTok.
Algo que me gusta bastante del formato de video corto es que sirve para presentar conceptos sin profundizar; ideas que yo después puedo ir e investigar por mi cuenta.
TikTok me sirvió para ponerle cara a muchas cosas que me pasaban y yo ni sabía que tenían un nombre. Entonces el recorrido que se da es algo así:
Un random de la internet menciona un concepto como “alexitimia” → lo recibo y resuena conmigo → investigo qué es la alexitimia, pero explicada por profesionales.
Lo que me gusta de ese camino es que puedo mezclar un ámbito casual y con información no chequeada, como es TikTok, y el entorno más académico de la investigación para llegar a algo que me sirva a mí para entender mi propia experiencia. Es un caso de uso hermoso.
Yo tuve suerte: mi diagnóstico fue buscado a partir de una recomendación profesional. Pero pienso en cuánta gente no tiene acceso a controles de salud y mucho menos a salud mental, y encuentra en redes y en estos formatos cortos un espacio informativo breve que le puede abrir la puerta a recursos que les ayuden a hacer más transitable el día a día y también, eventualmente, a buscar respuestas oficiales a través de profesionales. A veces las redes son una gran herramienta de divulgación.
Obviamente también está el problema de que muchas personas no son honestas e intentan aprovecharse de estos espacios, pero ese es otro tema para otro día.
Como dije antes, sigo intentando entender qué significa esto en mi vida y volver a analizar toda mi existencia, logros y fracasos con este nuevo lente. Y ver cómo sigo para empezar a sanar.
Si les interesa saber más sobre el proceso de evaluación, los pasos o la previa de cómo llegué a la decisión de hacerme evaluar, con gusto puedo escribir al respecto.
Por ahora les dejo y nos vemos la próxima.
Gracias por leer, nos vemos la semana que viene.
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Emoción y Sentimientos del Dr Daniel López Rosetti es un gran libro para razonar sobre este tema y la alexitimia.
Hermosa reflexión, sobre todo la parte que tuviste la oportunidad de llegar a un diagnóstico. En el secundario tuve una compañera que claramente contaba con algún trastorno, se sentaba adelante y me decía que le costaba concentrarse en clase, no hablaba con casi nadie y se notaba que algunas cosas la frustaban mucho, entre otras cosas. Estoy hablando del año 2002/2003, ya con casi 40 años también, me doy cuenta que podría haber recibido ayuda y pasarlo mejor si es que alguien miraba por ella o tenía acceso a información que ahora tenemos. Es como decís "A veces las redes son una gran herramienta de divulgación" abrazo grande
TEAbrazo. Más allá del chiste malísimo, yo también estoy idea y vuelta con eso. Creo que en mí caso no me cambiaría nada porque ya estoy " criada " y enmascarada (si fuera así). Mí inquietud surge por mí hijo y lo que podría beneficiario conocer antes su diagnóstico, pero es muy chico ahora para diagnosticar, 3 años, así que me sigue dando vueltas en la cabeza. Gracias por compartirlo!