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La programación como rampa de ascenso social y lo que la pandemia nos dejó
Uno de los preconceptos que más me molestan sobre estudiar programación y ciencias de la computación en general es que supuestamente muchas personas eligen la carrera para “llenarse de guita”.
Para mí lo correcto es decir que lo que busca la mayoría de la gente (que no lo hace solamente por pasión o amor al arte) no es necesariamente ser rico sino algo mucho más básico: ascender socialmente.
Vamos a definir ascenso social así estamos todos de acuerdo: Es la movilidad social hacia arriba, donde un individuo o grupo se desplaza de una posición socioeconómica a otra más elevada en la escala social, ya sea en una sola generación o en comparación con sus padres. Se manifiesta como una mejora en términos de status, riqueza, educación, profesión e ingresos.
El ascenso social no se ve igual para todas las personas. Seguramente para algunos sea comprar un yate o poder viajar en primera, pero para otras personas que empiezan de más abajo, ascender socialmente puede implicar cosas que muchos dan por sentadas como acceder a una vivienda digna, pagar una prepaga o irse de vacaciones una vez al año.
Los programadores suelen ¿solemos? ser bastante desclasados. En algún momento nos vendieron que somos mejores que el resto y que como somos muy demandados podemos salirnos con la nuestra en situaciones donde otros asalariados tienen que pelearla. Si yo fuera una persona que cree en conspiraciones les diría que esta idea viene fomentada desde arriba. Un trabajador desclasado no se organiza y no va a exigir por sus derechos de forma colectiva. Pero yo no creo en conspiraciones. No, para nada. Basta señor de la CIA deje de leer mi blog.
Estos últimos años entre los layoffs masivos, la burbuja post pandemia y el uso de LLMs los programadores estamos finalmente recibiendo un baño de humildad. La gente de producto se ríe de nosotros (y con razón). Igual no se hagan los locos que a ustedes también les puede pasar.
Dicho todo esto ¿Es la programación (todavía) un método viable para ascender socialmente?
El panorama pre-pandemia y pandemia
El acceso de las clases más bajas a la educación superior es una de las formas tradicionales de ascenso social. Anotarse en una carrera de sistemas o de cualquier otra cosa y volverse profesional es el camino a ingresar a un mercado con mejores ofertas laborales y crecimiento. Si me estás leyendo y sos de esas personas que eligieron una carrera que hoy en día es poco valorada en el mercado, te abrazo. Pero al margen de las excepciones podemos decir que la educación superior abre muchas puertas.
Durante la segunda mitad de los 2010 se incrementó la demanda de programadores, y particularmente de programadores web y mobile. Esto se corresponde con un boom de inversiones en el sector tecnológico. El mundo necesitaba programadores y los necesitaba YA.
Ante el aumento en la demanda apareció una gran oferta educativa que se desvía de la educación universitaria y resultó más accesible para personas que ya sea por recursos económicos, distancias o de tiempo quedaban fuera de la educación formal.
La programación, y particularmente la programación web, fue para mucha gente una promesa hermosa: conseguir un trabajo estable y bien pago dedicando un cuarto del tiempo que nos lleva hacer una carrera.
Yo creo que la relación entre poca inversión en estudio y alta posibilidad de conseguir un trabajo atrajo a mucha gente que de otra manera nunca se hubiera interesado por la tecnología. Es mucho más fácil esforzarse en algo que no nos gusta tanto si sabemos que nos asegura resultados.
Entre 2017 y 2021 se vivió una entrada masiva de perfiles que antes estaban sistemáticamente por fuera del mundo tech: mujeres, personas trans, personas sin estudios universitarios, gente que venía de la docencia, del arte o de trabajos precarizados. Esa apertura fue transformadora, pero no fue mágica. Se sostuvo con redes, mentorías, becas y mucha militancia.
A diferencia de otras profesiones “rápidas” que suelen estar relacionadas al ascenso social como la enfermería o algunas tecnicaturas, la programación tiene la particularidad de ser más cómoda. No hay que poner tanto el cuerpo. De hecho, para el momento de la pandemia ni siquiera había necesidad de salir de casa.
Durante este período surgieron también montones de perfiles oportunistas que se mostraban programando desde la playa o paseando en autos carísimos por lugares preciosos. Con los niveles de inversión las empresas tenían plata para tirar para arriba y los que ya teníamos experiencia pudimos cobrar sueldos irreales a números de hoy. Eso generó que mucha gente inescrupulosa intentara vender ese modo de vida aspiracional y se generó este mito de hacerse rico programando. Pero como contrapartida de ese universo de fantasmas también tenemos todo un segmento de gente normal que pudo ahorrar, comprarse un auto, un primer departamento o ir catorce veces en un año a ver a Taylor Swift. Y eso es lo que yo rescato porque la plata va y viene pero la vida esta para disfrutarla.
Quienes tuvieron la visión o suerte de entrar al rubro en la ola 2017–2020 se llevaron para mí la mejor parte de esta torta. La pandemia los encontró preparados y con un mercado laboral que les abrió los brazos. Y post pandemia, cuando la cosa se puso difícil, ya tenían suficiente experiencia bajo el brazo como para mantenerse viables en el rubro.
No somos especiales, no somos más inteligentes que el resto. Solamente quedamos en el lugar correcto en el momento indicado.
Nada es para siempre
Hasta no hace tanto, aprender a programar parecía un camino rápido y directo al ascenso social. Un atajo que requiere menos inversión, tiempo y “contactos”. Pero eso ya no es tan así.
Programar sigue pagando bien, especialmente para quienes logran insertarse en equipos con proyección internacional o exportar servicios. Según informes de la CESSI en 2024 el sector marcó récord de exportaciones por USD 2.674 millones y los salarios se mantienen altos duplicando al privado promedio. En caso de los juniors los salarios promedio superan ampliamente la canasta básica.
Pero el camino es empinado: hay menos vacantes junior, los requisitos subieron, y la IA movió la línea de largada más lejos. A pesar de todo los informes apuntan a que el sector sigue en crecimiento y viable.
Para quienes buscan un cambio de carrera y no les interesa demasiado el rubro quizás otros oficios técnicos como enfermería o laboratorio hoy ofrecen rutas más estables. Pagan menos al inicio, pero tienen demanda sostenida y convenios definidos cosa que por acá no van a encontrar.
Programar ya no es una autopista del ascenso social. Ahora es Panamericana, viernes. Hora pico ¿Lento? Si. Pero ojo porque si seguís eventualmente llegás a destino.
Yo volvería a elegirla como carrera una y mil veces. Si hoy tuviera que empezar, iría por base técnica sólida, proyectos con impacto visible y habilidades que sumen valor más allá del código. O sea exactamente lo mismo que hice hace veinte años atrás. Al final todas las modas vuelven.
La próxima vez que en un asado salte un gil a decir algo sobre programar y el futuro asegurado le mandan este post.
¡Feliz viernes!
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Mi papá falleció en 1988, yo tenía 12 años, el era colectivero y me decía "tenés que estudiar computación, en el futuro todo se va a hacer con computadoras" y cuánta razón que tuvo, lástima que nunca me dio la cabeza con las matemáticas para bancar más de un año la carrera de Sistemas. Como dijo el comentario de Lu, me encanta leerte porque sin duda me hace mover la cabeza, más allá de estar o no de acuerdo, y eso es muy valioso.
Empecé una tecnicatura en informática el año pasado y le estoy metiendo mucho esfuerzo a las materias pero este año estuve muy bajoneada porque no se si a la larga valdría la pena al final, cada vez que aprendo un poco más me doy cuenta de lo muchísimo que me falta para siquiera estar a nivel del resto, pero la verdad me sentí muy reconfortada con este artículo, muchas gracias.
Aprecio mucho todos tus posts y sinceridad, gracias por compartir!!!